Medusa by Clive Cussler & Paul Kemprecos

Medusa by Clive Cussler & Paul Kemprecos

autor:Clive Cussler & Paul Kemprecos [Cussler, Clive & Kemprecos, Paul]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-01T05:00:00+00:00


23

El edificio central del FBI en la avenida Pensilvania era la antítesis del bucólico campus de Quantico. La estructura de siete pisos estaba hecha de cemento, según el estilo arquitectónico característico de la década de los sesenta. Había adquirido aún más el aspecto de una fortaleza después del ataque terrorista del 11-S. Se habían acabado las visitas públicas, y se habían instalado barreras en toda la planta baja.

Caitlin Lyons había llamado por anticipado para facilitar la entrada de Zavala en el FBI. Le dieron una identificación como visitante y le asignaron a un amable guía, esta vez un joven serio, que milagrosamente sabía moverse por el laberinto de corredores sin tener que recurrir al mapa o a un GPS. El guía se detuvo delante de una puerta sin identificación y llamó con los nudillos. Una voz al otro lado gritó: «Pase». Zavala dio las gracias al guía y entró.

El interior era un despacho apenas más grande que la mesa de metal gris y las dos sillas que contenía. No había nada en las paredes excepto una fotografía en blanco y negro de la Gran Muralla china.

Tras la mesa, un hombre hablaba por teléfono en chino. Indicó a Zavala una silla, continuó la conversación un minuto más, se despidió y colgó el teléfono. Se levantó con un movimiento brusco, estrechó la mano de Zavala como si estuviese accionando la palanca de una bomba hidráulica y se sentó de nuevo.

—Me disculpo por haberle hecho esperar —dijo—. Soy Charlie Yoo. —Le dirigió una sonrisa amistosa—. Por favor, nada de bromas con mi apellido. Ya he oído suficientes para toda la vida.

Yoo era un tipo larguirucho de unos treinta y tantos años. Vestía un elegante traje gris con una camisa azul cobalto y una corbata a rayas azules y rojas, un estilo más adecuado para la hora del cóctel en el hotel Wilard que en las entrañas del FBI, donde los trajes azul marino eran la norma. Yoo hablaba inglés con acento de Nueva York, y sus frases eran como estallidos de fotones.

—Es un placer conocerle, agente Yoo. Soy el amigo de Caitlin, Joe Zavala.

—El hombre de la NUMA… una gran organización, Joe. Por favor, llámeme Charlie. Caitlin es una mujer extraordinaria y una excelente policía. Dijo que le interesaba la tríada Pyramid.

—Así es. Cree que usted podría ayudarme.

Yoo se echó hacia atrás en la silla y unió las puntas de los dedos.

—Perdone la pregunta, Joe, pero por lo que he oído, la NUMA es una agencia que se ocupa de los mares. ¿Por qué alguien de la NUMA se interesan por una organización criminal china?

—Por lo general no nos interesaríamos. Pero alguien intentó sabotear una operación de la NUMA, y tenemos pruebas circunstanciales de que una empresa subsidiaria de la Pyramid Trading puede estar involucrada.

Yoo enarcó las cejas como Groucho Marx.

—Perdóneme por ser escéptico, Joe, pero ese no parece ser el modus operandi de la Pyramid. ¿Cuáles son sus pruebas?

—Ahora se lo explico. Hace unos pocos días, la NUMA lanzó la Batisfera 3, una réplica de una histórica campana de inmersión, en aguas de las Bermudas.



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